Tanzania

Existen pocos lugares en el mundo con tantos topónimos tan poderosos, capaces de despertar en nuestra imaginación imágenes o sensaciones que nos permiten viajar sin movernos. Que nos ayudan a soñar. Serengueti. Ngorongoro. Kilimanjaro. Zanzíbar. Sólo necesitamos escuchar esos nombres para estremecernos e imaginarnos llanuras inmensas en las que nomadean miles de animales en libertad. Un grupo de leones escondidos entre la hierba, vigilando en silencio manadas de cebras. Nieves perpetuas que observan desde un mirador extraordinario las sabanas más salvajes. O el sol del océano Índico en medio de un cielo azul, calentando una playa de arena de coral.

Todo eso es Tanzania. Es un lugar donde observar miles de ñus dando a luz casi al mismo tiempo, rodeados por todo tipo de depredadores, un espectáculo que se repite cada año a alrededor de febrero. Tocar el techo de África mientras la luz del amanecer colorea el paisaje. Abrir bien los ojos detrás de nuestras máscaras de buceo mientras una tortuga verde nada a unos metros de nosotros. O descubrir la antiquísima historia de la costa suajili, donde los vientos del océano Índico convirtieron estas orillas blancas en un punto de encuentro de numerosas culturas, desde pueblos del interior de África a comerciantes chinos e indios, desde emperadores árabes a exploradores portugueses.